Los brazos del esclavo estaban extendidos y tensos por la posición forzada de banquillo. Estaba rígido como piedra y lo único que lo podía diferenciar del mobiliario existente en el cuarto era su respiración lenta y acompasada y su cabeza encapuchada . Su Ama había salido para encontrarlo en la misma posición varias horas mas tarde. Lo encontró para su grata sorpresa de la misma forma que lo dejo en una esquina del cuarto.
Ella volvió a mirarlo. Su cuerpo alto, muscular, bien firme estaba rígido y lucia casi como una escultura humana. Ella admiro sus brazos fuertes, su pecho ancho, sus piernas largas y endurecidas, las piernas de un corredor, su trasero bien formado. El era un sirviente hermoso.
EL:
Lo único que podía ver eran los tacones de aguja de ella que se acercaban hacia él. Una sensación de delicioso mareo nublaron su mente y le dieron un pitido en sus oídos, EL sabia que ella volvería tarde o temprano, sus ojos subieron por las piernas de ella, su cintura, su pecho pero detuvo su mirada antes de mirarle a la cara, no quería ser imprudente.
ELLA:
- Tienes permiso de levantarte. Mirame y respondeme, esclavo.
El se levanto lentamente para aminorar el dolor de sus músculos fatigados, él es bastante mas alto que ella pero él siempre se hacia parecer mas pequeño enfrente de ella, su Diosa. Ella le acaricio la cintura, el pecho y su cara con ternura. Obviamente ella estaba de muy buen humor.
- Ella le miro y suspiro. Eres siempre tan obediente, esclavo mio.
-Vivo para complacerte mi Diosa. Ama sabe que todo lo que ella desee, este esclavo se lo da. El besa su mano, se inclina con una sonrisa en sus labios.
- Hmmmm... Es un placer estar contigo.
-Vistete, cachorrito. Quiero un baño de espuma y un te caliente, estoy agotada. Ella se volvió para mirarlo. Te tengo una sorpresa. Solamente para ti. .
El asintio calladamente, se alejo para hacer lo encomendado. Se vistio. Pantalones, calcetines, zapatos negros, sin camisa. Se vistió rápidamente y cuando se miro al espejo, este le devolvió la imagen de su cara sin afeitar, sus brillantes e intensos ojos azules y una expresión calmada y cansada.
ELLA:
Entretanto, ella espero a que su esclavo terminara su tarea. Se paro enfrente de la ventana y jugo con las perlas que colgaban del collar de su cuello mientras entonaba su canción Italiana favorita.
EL:
El sabia como ser diligente y lo mas importante ser eficiente y rápido. El no querría despertar la ira de su Dueña. Pero incluso cuando él era extremadamente obediente, también sabia que el dolor estaba incluido en su escritura de propiedad y su servicio. También sabía que su dueña es una Ama sádica, sabia que su Ama le daría la nalgada de su vida sin haber ningún motivo y que lo haría llorar y que también escucharía la risa despiadada e incontrolable de su Dueña. El prefería poner su mente en blanco y tomarlo como mejor pudiera. El sabía en lo más profundo de si, que ella para él era una necesidad, casi tan importante como respirar. La necesidad de control total para él era mas fuerte que nada. El la amaba también y sin ella su vida no tenia sentido.
Una vez que se vistió, preparo el baño diligentemente, revisando la temperatura correcta con la punta de su pene. Después se acercó a ella de costado y comenzó a desvestirla delicadamente. Apilo la ropa de ella sobre una silla con cuidado y sin mandato alguno comenzó a masajearle sus brazos, su torso, su cuello, sus caderas, sus piernas, tobillos y pies. La sostuvo mientras ella se metio al agua. Le trajo una taza de te y ella se lo bebió a sorbos en un silencio contemplativo. Cuando ella termino el baño, él le seco el cuerpo suavemente y la envolvió en su bata china de seda negra.